La primera sesión de MAIA comenzó con un mapa en una hoja de Excel. Un territorio incierto y apenas habitado, al que las participantes nos fuimos adentrando. Juntas exploramos su superficie y límites, y lo fuimos interviniendo bajo la pregunta: ¿a qué lugares desearíamos que nos llevara formar parte de la Red ACTS? Así fuimos creando bosques, convirtiendo islas en penínsulas, inventando nuevos horizontes.
Previo a la sesión, habíamos pedido a las participantes que subieran a la web de MAIA una imagen que mostrara su vínculo con la Red ACTS, y una breve descripción de ella. De esta manera arrancábamos nuestra colección: un conjunto de elementos que nos determinaban como parte de la Red. Capturas de pantalla, imágenes de obras digitales, dibujos, planos de una ciudad.
Entramos en parejas en la página web de MAIA para recuperar dos de estas imágenes, cuyas posibles vinculaciones debíamos condensar en tres palabras. Estas palabras construyeron en conjunto un glosario: un lenguaje de términos comunes que usamos después en una sala de chat para comunicarnos.
Al final de la sesión, regresamos a nuestro mapa. Cada participante recogió su avatar, y lo colocó en el lugar de aquel territorio que deseaba habitar, pensando el destino que le gustaría alcanzar como parte de esta experiencia.