Para la segunda sesión, decidimos dar cuerpo a los vínculos que se habían comenzado a generar en la sesión anterior, y para ello nos localizamos en Madrid y Valencia con la colaboración de las mediadoras Antonio Ferreiro y Sara Fornés. Ellas nos propusieron, a través de una serie de gestos, materializar estas relaciones inasibles.
Durante la sesión en Madrid, Antonio nos propuso inventar una contraseña, tanto escrita como gestual, para MAIA. Revisamos nuestra colección para decidir qué imágenes nos interpelaban y cuáles no. Por último, preparamos unos mensajes que viajarían hasta Valencia, y las guardamos en una tubería, como las submarinas que cargan el cableado de Internet.
En Valencia, Sara recuperó estos gestos, y de nuevo los ejercitamos en común. Imaginamos en grupos cómo serían los escritorios de ordenador de MAIA. Después leímos los mensajes de Madrid y los eliminamos en una trituradora. Estas dos experiencias presenciales nos subrayaron la importancia del encuentro físico para consolidar esta red.